martes, 25 de marzo de 2014

Pulpos, el Príncipe Valiente y el Capitán Trueno

Que el Capitán Trueno bebe de Príncipe Valiente no le puede extrañar a nadie. Víctor Mora comentaba en los prólogos de las recopilaciones la influencia de los mitos artúricos, y eso nos lleva inmediatamente a los documentadísimos cómics de Harold Foster. Hace años recuerdo hojear una revista donde se recopilaban varias escenas "similares" entre estos dos tebeos, y en internet hay algún comentario al respecto.

Ya me di cuenta hace tiempo de que el primer encuentro entre Trueno y Goliath se parecía bastante al primer choque entre los príncipes Arn y Val, y de que la misma estrategia de formar a un ejército en forma de cuña para derrotar a las tropas enemigas se les ocurrió casualmente a los dos personajes.

Con todo esto, de todos modos me ha impresionado encontrarme con esto:



Recuerdo que este cómic del Capitán Trueno  fue de los que más me impresionaron de pequeño. Lo miro ahora y lo entiendo perfectamente. Después de 11 cuadernillos con una trama cerrada en los que ha pasado de todo (guerra de cruzadas, la promesa de devolver un cáliz a su dueño, traiciones entre cristianos, la aparición de la belicosa Sigrid, que es la hija de un vikingo bestial llamado Ragnar, el naufragio en África, etc.), el Capitán regresa a su Cataluña natal para encontrarse un caos aún mayor. Unos encapuchados fantasmales se dedican a destruir todo lo que se encuentran y a sembrar el miedo, sin que nadie sepa que realmente son siervos del aparentemente correcto Manfredo "el negro" (¡muy sutil, Víctor Mora!). Éste tiene en una torre de su castillo encerrados al mago Morgano y en sus cimientos acuáticos a un pulpo tan grande y amenazador que los lectores no tienen tiempo ni para preguntarse qué hacen los dos en el mismo sitio.

La respuesta no viene de dentro de la propia colección, sino desde fuera: porque en Príncipe Valiente hubo uno.

Seguramente daría para repetir lo que hice con Ibáñez y el cómic francobelga, y ahí está el asunto. El Capitán Trueno no fue un cómic con profundidad ni con segundas lecturas (aunque ahora intenten dárselas), sino una loca evasión, una aventura continua aderezada con algunos toques siniestros y mucho humor tontorrón. No había ninguna pretensión más que pasar el rato, de acuerdo, ¿pero dónde está la división entre las ideas de Mora y las que Mora cogía de otros autores? ¿Cuánto hay de Víctor Mora en estos cómics, cuánto hay de un autor en su obra más famosa?

Me viene a la cabeza porque puedo hacer la comparación entre Víctor Mora y Quentin Tarantino y quedarme tan a gusto. Dos guionistas que beben de la cultura popular y desarrollan sus propias historias a partir de argumentos y detalles de narraciones que han disfrutado.

Tal vez la diferencia esté en que tanto Víctor Mora como Ibáñez no contaban con que los lectores llegarían a darse cuenta algún día.

Una última imagen. ¿Tal vez a Steranko también le influyó el pulpo gigante de Harold Foster, o tenía en la cabeza algún otro kraken?


1 comentario:

Fran dijo...

Hola,
Ciertamente, las influencias de Mora son más que evidentes;Yo mismo también hice mi propia versión del Capi y el pulpo revisionando a Ambros: http://frantapias.blogspot.com.es/2011/09/capitan-trueno-de-ambros.html

Saludos!